¡Sorpresas te da la ciencia!¡Y yo que creía que era de lo más tradicional y "normalita" en mi desayuno acabo de descubrir que no lo soy tanto! Me explico. Tras estudiar los materiales del profesor José Manuel López Nicolás sobre Bioquímica de los alimentos mi desayuno, que yo creía tan simple y tradicional se ha convertido en un "desayuno funcional". Esta es la foto, verídica de mi desayuno de hoy.
Mi desayuno está compuesto por un café, que me tomo solo y sin azúcar, un yogur natural y dos tostadas de pan con aceite y sal. Un desayuno a simple vista, similar al que se podía haber tomado mi abuela hace cuarenta o cincuenta años. pero esto es solo a simple vista. Analicemos uno a uno los alimentos. Vamos a empezar por el café. En este caso el café que he usado es un café molido mezcla, con un 70% de café natural y un 30% de café torrefacto por lo que los ingredientes serán café y el azúcar usado para tostar o torrefactarlo. El aceite con el que he alegrado mis tostadas es AOVE y procede directamente del presado mecánico de las aceitunas según pone en su etiqueta. Por ahora, estos dos productos alimentarios son lo que creíamos que eran y no nos hemos llevado sorpresas.
La sal que he utilizado para las tostadas es sal de manantial de Salinas de Oro (Navarra) cuya etiqueta dice que solo es sal, sin más ingredientes, eso si, lo remarca, utilizando la estrategia de los productos "sin". En este caso para recalcar lo natural del producto nos dice que es sin aditivos, sin antiapelmazantes y sin contaminación, esto último me llama bastante la atención porque es un término muy vago, muy complejo para demostrar pero si que muy poderoso a la hora de llamar la atención sobre lo "natural" y "puro" del producto. Lo curioso es que no se quedan aquí porque en la misma etiqueta utiliza el recurso contrario: los alimentos "con", en este caso, dice que es rica en oligoelementos como el magnesio, el potasio, el calcio, el hierro y el yodo. Estos oligoelementos no aparecen añadidos al cloruro sódico de forma posterior a su extracción sino de manera natural, si los hubiesen añadido, estaríamos hablando de un alimento funcional pero no es así en esta sal.
Hablemos ahora de mis tostadas. El pan que yo como si que es un alimento funcional. Los alimentos funcionales son aquellos que han sido enriquecidos con algún nutriente, o bien se ha aumentado la concentración de alguno que ya poseía o se ha mejorado su biodisponibilidad o, por el contrario, se ha eliminado por su efecto perjudicial para algunas personas o se ha sustituido por otro sin esos efectos. El pan de mis tostadas es sin gluten, soy intolerante a esta proteína y este pan está hecho con almidones y harinas de maíz, tapioca, algarroba y diversas semillas que garantizan que no son peligrosos para las personas celíacas. Eso si, reconozco que cada vez que leo una etiqueta de este tipo de panes me parece que hay cosas que no deberían estar ahí, o que podrían no estar, mejor dicho. En este tipo de harinas sin gluten, la fibra es mucho menos abundante que en las de trigo y por eso suelen añadir semillas o directamente fibra en su composición. Además, como muchas personas con celiaquía tienen también asociada la intolerancia a la lactosa, hay muchos productos que son libres de los dos alergenos como en este caso.
El último alimento que desayuno es un yogurt natural, bueno, o lo que yo hasta esta misma mañana pensaba que era un yogurt natural. Si en mis tostadas el alimento funcional era un alimento "sin" en el caso de mi presunto yogurt es un alimento "con". Confieso que hasta esta mañana no había sido consciente de su composición. El lácteo que yo tomo es una leche fermentada con una bifidobacteria y otros fermentos lácticos; la leche que utilizan es leche desnatada parcialmente y leche en polvo y además le agregan gelatina como espesante. He buscado por todos los lados la denominación del producto y en ningún sitio aparece yogur, porque no lo es. ¡Y a mi que me parecía rico y cremosito! y, sobre todo, ¡yo que creía que me estaba comiendo un yogur!
Es cierto que después de este sencillo ejercicio se te abren los ojos y ves toda la investigación y la ciencia que existe detrás de alimentos diarios a los que no prestas demasiada atención a la hora de consumirlos. Te das cuenta de lo inculta que puede ser la población en estos aspectos que afectan directamente a su salud. La cultura alimentaria es fundamental para poder tener el control de lo que comemos, de cómo afecta a nuestra salud y también de las consecuencias que tiene en nuestro bolsillo. yo pensaba que leía las etiquetas y sabía qué comía, pero con el ejemplo de mi desayuno me he dado cuenta que no es así y que a algunos alimentos les suponemos composiciones que no son solo porque las marcas que los fabrican los camuflan muy bien para que así lo pensemos. No nos engañemos, todo, o casi todo, está en las etiquetas pero hay que saber leerlas correctamente y eso es cultura alimentaria, algo de lo que muchos adolecemos.
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