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Annette Laming-Emperaire, gran innovadora en los estudios sobre el significado del arte paleolítico

 


Annette Laming-Emperaire fue una arqueóloga francesa de origen ruso que realizó investigaciones innovadoras y trascendentales para estudiar el significado del arte paleolítico. También dedicó gran parte de su vida a la prospección arqueológica de Sudamérica descubriendo en 1975 el fósil humano más antiguo del continente.
Nació en Petrogrado, actual San Petersburgo, en octubre de 1917, en pleno estallido de la revolución rusa. Su familia huyó de allí hacia Francia donde se establecieron en París. Annette empezó a estudiar filosofía y biología en la universidad hasta que la Segunda Guerra Mundial le impidió continuar sus estudios. Durante la contienda, se dedicó a la enseñanza y entró en la Resistencia para luchar contra los nazis. Se fue a Alemania para colaborar en la ayuda a los prisioneros en los campos de concentración y allí estaba cuando terminó la guerra. Cuando volvió a París se matriculó de nuevo en la Sorbona, pero esta vez para estudiar arqueología.
En 1946 entra a formar parte como investigadora del Centro Nacional de Investigaciones científicas y empieza a trabajar sobre el significado del arte paleolítico. Lo hace a partir del estudio de los paneles pintados de las cuevas desde una nueva perspectiva, pensando en ello como composiciones, como escenas, no solamente como un conjunto de representaciones superpuestas. Los estudia buscando asociaciones entre las figuras. Hasta ese momento, había varias teorías aceptadas para explicar el significado de las pinturas rupestres de la prehistoria, dos de ellas muy aceptadas por los expertos. La primera explicación era muy naif, era la llamada del arte por el arte, en la que se decía que las pintureas prehistóricas se habían creado por un deseo irrefrenable de expresión artística y búsqueda de belleza por parte de aquellos hombres y mujeres.
La otra teoría era la que postulaba que las pinturas y grabados eran los resultados de rituales de magia simpática, una magia imitativa, y explicaba las pinturas diciendo que las sociedades primitivas pintaban qué animal querían cazar y luego, representaban frente a él un ritual que favorecía la obtención de la presa.
Annette con su director de tesis, André Leroi-Gourhan, propusieron una nueva teoría basándose en el estructuralismo antropológico. Trabajaba con una metodología científica asentada, basada en el uso sistemático de datos y análisis estadísticos. Esta metodología con la que abordó su tesis era novedosa para el estudio de interpretaciones artísticas ya que lo que proponía era estudiar las cuevas con representaciones como conjuntos iconográficos que se habían concebido previamente, antes de ser pintados, y a los que posteriormente se les había añadido más figuras. La interpretación de Annette hacía que se presentara a las sociedades prehistóricas como grupos con gran poder de organización y de anticipación, que proyectaban su futuro. Así que, ese impulso irrefrenable de realizar un dibujo para decorar que proponía la teoría del arte por el arte no se sostenía según la teoría de Lamming-Emperaire.
Para su tesis realizó un análisis estadístico de 66 cuevas. Estudió cada animal y las relaciones con las figuras que tenía alrededor para establecer ciertas asociaciones, que aportaban un orden compositivo muy claro para ella. Además, al estudiar sistemáticamente las representaciones de las cuevas en su conjunto y comparar unas cavidades con otras, estableció una pauta entre los animales pintados o grabados y la topografía de las cuevas, viendo que eran distintos los que solían representarse en los grandes paneles, los divertículos escondidos o los pasillos. 
Su tesis “El significado del arte paleolítico” fue defendida en 1957 y publicada en 1962 y se considera un avance trascendental en la historia de la comprensión del mundo simbólico de la prehistoria. Tras la presentación de su tesis, ella abandonó por un tiempo estos de estudios y se dedicó a la arqueología de campo. Fue su director de tesis, André Leroi-Gourhan, quien, sobre la base propuesta por Annette, continuó investigando. Es a Leroi-Gourhan a quien se le reconoce el mérito de haber revolucionado el significado del arte paleolítico. Y eso a pesar de que él siempre nombraba a Annette en sus escritos.
Mientras preparaba su tesis y por mediación de Leroi-Gourhan, que era subdirector del Museo del Hombre de Trocadero, conoció a un etnólogo discípulo de Paul Rivet, el director del museo, llamado José Emperaire, con el que se casaría.  Paul Rivet y José Emperaire apoyaban la idea de que la llegada de los seres humanos a América se había realizado primero por el sur y, más tarde por el norte, por el estrecho de Bering y Annette y su marido viajaron por encargo de Paul Rivet y bajo el auspicio del Museo a Chile, Argentina y Brasil a realizar distintas excavaciones y ver si encontraban vestigios que sustentasen esta teoría. El objetivo de estas búsquedas era datar las distintas fases de ocupación del continente y estudiar cómo se habían adaptado estos grupos humanos a las rigurosas condiciones y de qué manera se habían extendido por la zona. Desde 1955, y a la vez que empezaba a redactar su tesis doctoral, realizó junto con su marido excavaciones en las costas de Brasil y Chile investigando sobre los antiguos pobladores y sus asentamientos para estudiar su posible origen común. En 1958, cuando ya Annette había presentado su tesis en París, estando en la excavación de Ponsonby en la Patagonia, un muro cedió y sepultó a José causándole la muerte. Annette tuvo que elegir en ese momento entre cerrar la excavación, despedir a trabajadores y personal investigador llegado de Francia y no poder volver a abrirla en al menos un año o continuar las excavaciones; Annette eligió finalizar la campaña de excavación.
En 1960, vuelve a Brasil y funda la primera escuela de excavación arqueológica del país que le va a permitir formar a personas que la ayuden en su trabajo de campo. Entre 1960 y 1966 excava en América y enseña arqueología prehistórica en la Sorbona de París. En 1966 es elegida directora de estudios de la que luego será Escuela de estudios superiores de ciencias sociales. Allí crea un seminario de Antropología prehistórica de América para estudiar todo lo que fue excavando durante sus campañas en América. En esta época, retoma también sus estudios sobre arte prehistórico con el objetivo de analizar desde una perspectiva metodológica los numerosos restos de pinturas y grabados que había ido localizando en América.
A partir de 1971 excava distintos yacimientos en Brasil que aportan muchos datos sobre las culturas habitantes de la zona en el Paleolítico y el Neolítico ya que además de restos humanos aparecen piezas de herramientas y también restos de fauna. En la campaña de 1974-1975, en un abrigo brasileño de la zona de Lagoa Santa conocido como Lapa Vermelha, encontró los fósiles de una sapiens joven que se han datado con 11.400 años, lo que la convierte en el espécimen humano más antiguo de América. Annette la bautizó Luzia, recordando a Lucy, el esqueleto de Australopithecus afarensis que 
Donald Johanson y su equipo habían encontrado un año antes en Etiopía. No se encontraron otros restos humanos cerca de los de Luzia, pero sí herramientas líticas. Por su estudio y reconstrucción, se sabe que tenía entre 20 o 25 años, que su estatura de era de 1,50 m y que se alimentaba sobre todo de frutos, bayas y carne de caza. Luzia estaba sana cuando murió y se especula con que pudo hacerlo por el ataque de algún animal o por un accidente. Los fósiles de Luzia se vieron muy dañados por el incendio que devastó el Museo nacional de Brasil en Río de Janeiro en 2018. Tardaron un año en localizar el cráneo y el fémur entre los escombros del edificio.
Debido al gran trabajo arqueológico que había realizado Annette Laming-Emperaire en Sudamérica, la UNESCO y el gobierno de Uruguay la nombraron directora de un gran proyecto de salvamento arqueológico en la zona de Salto Grande. Pero, antes de que pudiera ponerlo en marcha completamente, murió durante un viaje, cuando se produjo un escape de gas en el hotel donde dormía. Era mayo de 1977, tenía 60 años y mucha energía y curiosidad como para haber podido continuar haciendo aún más investigaciones relevantes.
A Annette Laming-Emperaire se le recuerda por sus importantes descubrimientos, por haber creado escuela con su metódica manera de excavar y analizar posteriormente los restos. Pero, sobre todo, por revolucionar el estudio de las pinturas y grabados rupestres al pasar de considerarlos meramente decorativos e incidentales a expresiones organizadas buscadas de una sociedad prehistórica compleja.

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