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Mostrando las entradas etiquetadas como tecnología y sociedad

Descubrimientos envenenados

L a historia de la química del siglo XX no puede separarse de la de la pareja formada por Fritz Haber y Clara Immerwahr . Ella, la primera mujer que se doctoró en esta disciplina en Alemania en 1900 y él, ganador del premio Nobel de Química en 1918 por su descubrimiento de los fertilizantes químicos. No obstante, la figura de Fritz Haber no es recordada tanto por ser “el hombre que sacaba pan del aire” como lo nombró la prensa de su época sino por haber sido el creador de las primeras armas químicas y del gas que se utilizó para el exterminio de los judíos en los campos de concentración nazis. Mientras, el recuerdo que nos queda de Clara, que se suicidó tras la batalla de Ypres, la primera en la que su marido dirigió un ataque con gas provocando la muerte masiva de los enemigos, es muy distinto ya que ha pasado a ser considerada un ejemplo de integridad y de la lucha contra el mal uso de la ciencia. La triste historia de esta pareja ya la relatamos en este post anterior . Ahora vamos

Pasando a la posteridad como buenos antepasados

Ya han pasado cuatro años desde la última vez que votamos ¡qué rápido transcurre el tiempo! Esas personas que han sido nuestros representantes en las instituciones durante esta legislatura han ideado planes para mejorar la vida de las personas a las que gobiernan, unos planes que han podido implementar en esos cuatro años pero que ahora, en el caso de que no revaliden sus mandatos, están en peligro de continuidad. Es difícil hacer política que trascienda a los periodos electorales y esto aboca a los proyectos al cortoplacismo. Aunque a veces se consigue trascender esos cuatro años. Cuando se aprueba un nuevo desarrollo urbanístico, con un nuevo barrio o la creación de grandes infraestructuras, es necesario pensar más allá, pensar a medio y largo plazo para poder realizar una planificación correcta. Así que no es cuestión de que no se pueda pensar más allá. Quizás los políticos que han decidido construir un viaducto no estén en ejercicio cuando se pueda transitar por él, de la misma man

¿Qué sentido tendría vivir en un mundo sin futuro?

Comenzamos 2023 marcando el 1 de enero temperaturas superiores a 20º en varios puntos de Europa. Hemos continuado igual. El mes de abril ha sido el más caluroso y seco en España desde que se tiene registro con un valor de 3º por encima de la media registrada . La pérdida de biodiversidad también avanza. Cada vez son más visibles los efectos de la actividad humana en el clima de nuestro planeta, y es un peligro para el futuro de la humanidad. Y, paradójicamente, esto ocurre cuando la esperanza de vida es la mayor de toda la historia: nunca se ha vivido más años y en mejores condiciones gracias a los desarrollos en medicina y otras ciencias. Ante este peligro climático, los cornucopianos piensan que la tecnología puede resolver los problemas que presenta nuestra sociedad. Esta escuela de pensamiento está integrada por pensadores contrarios a T. Malthus y a la Ilustración cuando afirmaban que el crecimiento incontrolado de la población agotaría los recursos. El ideólogo principal es el ec

Huida hacia delante

Aproximadamente cada dos años nos sentimos obligados a cambiarnos de móvil. Lo que hace solo 24 meses era la última y revolucionaria tecnología de comunicación del mercado se convierte, de pronto, en un objeto sin valor. En realidad, sí que lo tiene, pero es un valor negativo en esta sociedad: la obsolescencia, la vejez. Nadie quiere ser o parecer viejo en esta llamada sociedad de la innovación. Un objeto tan usado en la actualidad se ha llegado a convertir en una reafirmación del lugar que queremos ocupar en el mundo. No es lo mismo tener un IOS que un Android, uno nuevo que uno reacondicionado… nuestros móviles hablan de quienes somos y a qué aspiramos, como dice Jill Lepore (2014) “puede que nuestro mundo no sea mejor, pero al menos nuestros aparatos son cada vez más nuevos”. Cada época histórica tiene su momento álgido y también su momento de caída. La cultura occidental se ha regido en los últimos siglos por distintos conceptos que parten de la idea de progreso del siglo XVII a l

El fin de la naturaleza

Reflexiones sobre  Cara a cara con el planeta de Bruno Latour. La crisis climática ha hecho que nos planteemos de nuevo el concepto de qué es naturaleza. Hasta el siglo XX, el ser humano y la naturaleza eran dos conceptos separados. Existía la dicotomía salvaje/humano que colocaba a nuestra especie en un lugar en el mundo separado de los demás seres vivos. Para entender a la humanidad como la cumbre la de creación, como cúspide de la pirámide de la naturaleza, era necesario considerarnos diferentes a los animales y contraponernos a ellos: es la cultura la que nos hace distintos y superiores a la naturaleza salvaje. Durante milenios hemos ido interviniendo en la naturaleza para acercarla a nuestros ideales y domarla, culturizarla. Pero, lo que hasta el siglo XIX habían sido intervenciones que podíamos tildar de superficiales y, de alguna manera reversibles (talas, modificaciones de cauces fluviales, ganancias de tierras a los mares…) en la actualidad se han convertido en estructurales