Como mentes curiosas, los divulgadores científicos están preocupados por acercar conocimientos al gran público. Explicar, divulgar, y educar a los disitintos públicos en aquellos aspectos aquellos que ellos conocen pero el común de los mortales no o, por lo menos, no con tanta profundidad. Todas las personas, incluso las no instruídas, pronto entendemos que a mayor conocimiento mayor capacidad para interpretar de mejor manera el mundo que nos rodea. Este conocimiento adquirido mediante la experiencia o el aprendizaje hace que seamos capaces de valorar un mayor número de factores y evaluarlos de mejor manera a la hora de tomar una decisión. El conocimiento hace de nosotros personas con criterio. Pero el conocimiento y la Cultura con mayúsculas además de ayudarnos a manejarnos por el mundo de manera más segura hace que seamos seres mucho más felices ya que nos da la posibilidad de disfrutar más de lo que nos rodea y nos ayuda a resolver los problemas que nos encontramos en nuestro camino.
Los eruditos de la Ilustración pensaban que la razón y el conocimiento podía combatir la tiranía de la ignorancia y ayudar a crear un mundo mejor. Conciben la ciencia y la educación de manera laica, separándola de la Iglesia para llevar así a las personas a la perfección moral. Fueron los primeros que intentaron democratizar el conocimiento y lo hicieron a través de la Enciclopedia o "Diccionario de las artes y los oficios" donde pretendían recoger todo el saber conocido hasta entonces. A su manera, son los primeros divulgadores científicos. Más tarde, con la creación de las Sociedades Científicas y de los Museos, la divulgación fue avanzando para hacerse más visible a la sociedad.
Diferentes leyes avalan hoy en día el acceso al conocimiento como derecho fundamental de las personas desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos hasta la Constitución española por lo que es el Estado el garante del cumplimiento de este derecho o, al menos, quien debe poner los medios a su alcance para que la cultura y la ciencia sean asequibles para la ciudadanía. Para esto tiene que crear crear herramientas para acercar a los distintos sectores sociales el conocimiento científico y cultural de calidad.
Hasta hace unos años, la divulgación dependía casi en su totalidad de la buena voluntad de los investigadores. Siempre han existido personas a las que les gusta más que a otras contar lo que hacen y enseñar y ellas era las encargadas de la divulgación. No hay que olvidar que divulgar es enseñar, educar, traducir los conceptos abstractos o más complicados a lenguaje que pueda ser comprendido por todos los públicos. Al no estar regulada, la comunicación científica no era parte de las tareas fundamentales que debían realizar los investigadores.
Esto cambió en España en el año 2011 con la aprobación de la Ley de Ciencia en la que se fomentaban las actividades de divulgación desde las instituciones y se ponían los primeros ladrillos para implantar desde los Planes estatales de investigación científica y técnica una serie de medidas que aumentasen las actividades de divulgación y comunicación científica en beneficio de la ciudadanía. Para poder poner en marcha esta Ley, era necesario organizar e impulsar los distintos agentes de divulgación que ya existían en el país e, incluso, crear alguno nuevo. Los que contaban con más historia eran los distintos museos científicos que ya existían (Planetarios, Museos de Ciencia, Acuarios, museos tecnológicos...) que en su mayoría dependen de fundaciones y reciben ayudas de las distintas autonomías y que, desde su creación, vienen formando a los visitantes sobre los contenidos que exponen mediante charlas y actividades.
Otra de las herramientas institucionales importantes es el FECYT (Fundación española para la ciencia y la tecnología) que fomenta la investigación científica y tecnológica y le da gran importancia a la divulgación de las investigaciones hacia la sociedad. Este organismo entiende muy bien que el fin de la ciencia es la mejora de la sociedad y que las investigaciones deben revertir sobre ella, no solo con los Logros técnicos o científicos de las mismas sino también a través de la formación a la cioudadanía que también son los "pagadores" de esos trabajos a través de sus impuestos. La faceta divulgativa del FECYT tiene varios aspectos. por un lado incluye la comunicación científica en su convocatoria de ayudas, realiza estudios de percepción de la ciencia por la ciudadanía y la comunica a través de su agencia de noticias SINC. Otras iniciativas de esta misma fundación como Ciencia en el parlamento son importantes ya que nuestros políticos adolecen en su mayoría, igual que el resto de la sociedad, de una falta de conocimientos científicos que les puede lastrar a la hora de tomar decisiones no partidistas y en beneficio general de la ciudadanía. Por eso, con esta iniciativa, desde el FECYT se pone a disposición del parlamento asesores científicos que les ayuden a la toma de decisiones legislativas y ejecutivas basadas en evidencias científicas. La idea es muy buena, el problema es la falta de interés de algunos cargos electos en hacer uso de estas evidencias cuando no siguen exactamente sus intereses.
También exiten redes que aglutinan a las diferentes cátedras o Unidades de cultura científica y de innovación de universidades y centros de investigación. En este caso, lo primero que se hizo fue proponer los requisitos mínimos que estas unidades tienen que cumplir y crear después dos redes distintas, una de las unidades acreaditadas por FECYT y que aglutina a centros tecnológicos y de investigación (COMCIRED) y otra, llamada RED DIVULGA con las Unidades de cultura científica de las universidades.
Además, existen otras redes de tipo local o autonómico que engloban distintas iniciativas en un ámbito geográfico más reducido. Y me dejo para el final, hablar de la importancia de los Museos científicos que componene la red más diversa y heterogénea ya que sus temáticas son muy diversas, lo mismo que su titularidad.
A pesar de que el impulso a la divulgación científica en los últimos años es innegable, bajo mi punto de vista aún queda mucho camino por recorrer. Harían falta más equipos de educadoras y educadores científicos especializados que se acerquen a centros educativos a realizar talleres y a apoyar al profesorado. Iniciativas tipo Cazadores de mitos del FECYT que intentan mediante talleres y concursos para alumnado de ESO desmentir bulos comunes en torno a la ciencia pueden ser de gran ayuda para que se apoye a los docentes y secree una base de cultura científica general. También son necesarias más actividades científicas para adultos, abiertas a no expertos, como el festival de cine #Labmecrazy o iniciativas de popularización como Ciencia en el bar ademas de, por supuesto, charlas, coloquios, encuentros y, sobre todo, que los científicos estuvieran más presentes en la vida social y cultural a través de la radio, televisión, redes sociales.... Este último caso me parece un medio idoneo para divulgar ya que es cercano y asequible para la mayoría del público y se pueden difundir contenidos muy variados en muy pocos minutos haciendose tremendamente populares. Es necesario crear emoción en las personas para que aprendan y aprecien el valor del conocimiento. Las cosas serias y fundamentales también se pueden explicar de forma amena y divertida y siempre con mucho rigor. Hay una nueva generación de divulgadores que está logrando que público de todas las edades se acerque a sus contenidos científicos con interés y sin "miedo" y esto es muy importante.
Poco a poco se va desterrando la actitud lejana de algunos investigadores que creen que su trabajo es demasiado complejo para que el gran público pueda entenderlo. No se dan cuenta que, en otras disciplinas, ellos y ellas son igual de profanas que el público al que se dirigen y que, aunque hay materias y disciplinas más complejas que otras, todo es comprensible a un nivel superficial si está bien contado y explicado. Hay que bajar del pedestal y entender que todo el mundo tiene derecho a que se le explique la ciencia de tal manera que pueda comprenderla. Pero para ello es necesario aportar también a los profesionales de la ciencia las herramientas necesarias para que puedan realizar este trabajo de bajar al suelo los conceptos complejos de su trabajo, aquí, la formación en comunicación se hace imprescindible. Por otro lado, y unido a este pedestal de "grupo de reducido de sabios" en el que estaba instaurada la comunidad científica hasta hace poco, si siempre se le ha vendido a la gente corriente que la ciencia y la investigación es algo muy complicado y muy dificil de entender se ha instaurado ya un prejuicio de que no van a ser capaces de entenderlo. La desmitizicación de estos contenidos como excesivamente complicados y no asequibles para la ciudadanía se está realizando de manera muy exitosa gracias a programas de televisión como Orbita Laika o a los videos de Youtube y Tik Tok de numerosos investigadores que llegan a mucho público de forma sencilla y amena.
Soy una niña que crecí esperando la noche en la que ponían en la tele "El hombre y la tierra". Félix Rodriguez de la Fuente divulgó de forma asequible y cercana y muchas personas hoy tenemos conocimientos básicos de flora, fauna y ecología gracias a sus programas. Lo mismo ocurrió con la serie Cosmos de Carl Sagan que consigió fascinarnos con la historia del Universo. No es que la gente común no tenga interés y curiosidad por la ciencia, es que, en muchos casos, los lenguajes que hablan los cientifícos les resultan incomprensibles. Seamos capaces entre todos de encontrar una lingua franca que permita este acercamiento y esta comprensión.
Comentarios
Publicar un comentario