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Animales extraordinarios

Tic, toc, tic toc...se mueven las agujas del reloj de la vida. Llevan moviéndose mucho tiempo, pero vamos pensar que toda la Gran Historia se puede resumir en un día, en 24 de nuestras horas, vamos a llamarlo el Día de la vida. 

A las 0 horas y 0 segundos (4.500 m de años) sería cuando la nube de gas y polvo cósmico se solidifica creando el sistema solar: ya tenemos planeta para poblar. Hay un dicho que dice "Quien quiera prosperar, que empiece por madrugar" y eso es lo que parece que opinaron los primeros organismos primitivos que aparecieron solo 3 horas y 45 minutos (3.700 m de años) después del surgimiento del planeta. Para las 9 y 36 minutos de la mañana (2.700 m de años) aparecieron las piezas básicas de las que nos conformamos los seres vivos, las células con núcleo. Casi todo el día lo pasaron cambiando y evolucionando hasta que ya a la hora de la cena, a las 20 horas y 15 minutos (700 m de años) aparecen los primeros animales, pequeños y de cuerpo blando. Desde el anochecer hasta la medianoche la cosa se acelera y se pone interesante. A las 9 de la noche y 20 minutos  (500 m de años) ya tenemos peces nadando y un poco más tarde, anfibios, reptiles y aves. Los mamíferos surgen ya casi a la hora de irse a la cama, a las 22 y 55 minutos (200 m de años) pero no logran triunfar hasta que ya casi a las doce menos cuarto de la noche (65 m de años) desaparecen los dinosaurios. Los homínidos somos muy tardones y adoptaremos la marcha bípeda 2 minutos y medio antes de la medianoche (4,5 m de años). Pero para tardones, los Homo sapiens que aparecemos en escena tres 3 décimas de segundo (150.000  años) antes de la medianoche. 

En todo este largo viaje, nuestra especie solo ha vivido 3 segundos. La evolución ha ido seleccionando seres vivos en el planeta en cada uno de los momentos en una competición que lleva a que los organismos más complejos tengan mayor posibilidad de sobrevivir. Los seres humanos somos el resultado de esa competencia entre los seres a lo largo de millones de años. Los organismos que forman los ecosistemas viven en un lugar determinado, en un momento determinado y ejercen unas interacciones concretas en constante cambio. Todo se sostiene en un equilibrio precario y si algo cambia, por muy pequeño que sea, afectará al ecosistema completo. Esto ocurre hoy en día y se pueden ver claramente con los efectos de la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, pero también sucedió hace millones de años en multitud de ocasiones.

Todos los seres vivos compartimos el mismo código genético pero nuestra especie tiene claro que es distinta a otros animales. Los seres humanos poseemos pensamiento abstracto que nos lleva a poder pensar en el pasado y a planificar el futuro y a fantasear sobre en cosas que ni siquiera existen fuera de nuestra mente. Poseemos el lenguaje y hemos estructurado la vida de la especie a partir de él. Tenemos creatividad, podemos pensar en algo que no existe y diseñarlo para hacerlo real...Somos conscientes de nuestra existencia y de que esta terminará algún día y hemos elaborado teorías sobre si hay vida tras la muerte biológica. Si todos los seres vivos estamos construidos con las mismas bases moleculares ¿por qué solamente los Homo hemos desarrollado estas características?

Los restos fósiles de Homo sapiens son iguales a los nuestros. En los últimos 150.000 años no ha habido cambios fisiológicos significativos, es un período insignificante para la evolución biológica. Ni siquiera entre los sapiens y las anteriores especies las diferencias eran demasiado grandes, lo que sí que ha cambiado y ha evolucionado a gran velocidad es la cultura. Según Dawkins, el objetivo final de la evolución biológica no es el beneficio de la especie sino el del individuo. Este está compuesto por genes que mueren o se reproducen por selección natural y forman parte de la herencia. Los genes utilizan los organismos como receptáculos y maquinaria para su supervivencia en lo que se denomina una selección egoísta. La selección cultural actúa de manera similar pero mucho más rápido.

El uso del lenguaje permitió una organización social, favoreció la transmisión, el almacenamiento y la generación de conocimientos y aprendizajes que mejoraron las condiciones de vida y pudieron influir en aspectos biológicos. Aunque hace pocos meses un estudio lo pone en duda, parece asumido por la comunidad científica que los homínidos que dominaron el fuego consiguieron que las proteínas de la carne que ingerían fuesen más digeribles y esto produjo cambios anatómicos, los más importantes en el intestino, mandíbula y en el tamaño del encéfalo. Este cambio tan significativo comenzó con el Homo Habilis, continuó con el Homo erectus y alcanzó su apogeo en capacidad craneal con los Neandertales para disminuir ligeramente en nuestra especie. 

Somos organismos biológicos que nos diferenciamos de las demás formas de vida porque no solo tenemos una inteligencia para comprender nuestro entorno y movernos exitosamente por él, sino que nuestra forma de inteligencia operativa está muy desarrollada y es altamente compleja. Sin ciertos rasgos biológicos esta evolución cultural no podría haberse producido. El caminar erguidos hizo que nuestra especie fuera mejor cazadora ya que controlaba mejor el espacio y liberó dos extremidades para que pudiera cargar objetos. El pulgar oponible nos da la oportunidad de pinzar y mejoró la psicomotricidad fina que favoreció la creación de herramientas. El tamaño de nuestro cerebro facilitó que se desarrollaran áreas como las de Broca o Wermicke que actúan en las funciones del lenguaje y que, por ejemplo, en los actuales simios solo aparecen esbozadas. 

Una vez que el género Homo consiguió dominar el entorno y que este ya no supusiera una amenaza, el principal enemigo con que se encontraba eran los otros homínidos. Este comportamiento violento entre distintos grupos favoreció la cohesión social y llevó a usos sociales no vistos en otras especies y que pueden ser contrarios a la evolución natural como es el cuidado de los enfermos o de aquellos individuos que no podían valerse por sí mismos. Es este sentido social, de colectividad, lo que nos ha permitido acumular conocimientos y transmitirlos a través de las generaciones, perfeccionando así las ideas de otros, compartiendo y uniendo esfuerzos para lograr alcanzar objetivos cada vez más complejos. Un rasgo identitario de nuestra especie es la empatía, la aptitud de imaginar qué piensan y sienten otros individuos, esto nos lleva a compartir, a sentir compasión, a transcender a lo meramente individual formando parte de un grupo.

A pesar de que la evolución biológica fue fundamental para llegar a ser los seres que somos, debido a la gran rapidez de la evolución cultural esta ya no afecta al genoma de manera tan clara y los cambios que puede llegar a producir son menores que los que se han ido sucediendo en periodos anteriores. En la actualidad el peso de la cultura es mayor que el de la genética ya que ayuda a responder de forma más rápida a las amenazas y los desafíos del entorno. Es difícil saber cómo va a afectar esta revolución cultural en la evolución biológica de nuestra especie pero, en cambio, sí que podemos decir que el Homo sapiens está interactuando en la evolución muy rápida de otros organismos. Debido a los cambios introducidos por el ser humano en la atmósfera y en distintos hábitats,por sobre explotación de recursos o por contaminación, numerosas especies se han tenido que adaptar a ellos, con los cambios biológicos que esto supone, o bien han sido incapaces de sobrevivir y se han extinguido. Dos ejemplos de ello son la evolución de ciertos peces que se han hecho resistentes a las toxinas de las aguas de los ríos o bien el caso del bucardo, Cabra pyrenaica pyrenaica, un familiar de la cabra montés que se extinguió en el año 2000 tras haber sido diezmado por la caza.

Foto 

Waring, Timothy M.; Wood, Zacahary T. Long term gene-culture coevolution and the human evolutionary transition. 2021 The royal Society

Dawkins, Richard El gen egoista 1989 Editorial Salvat

Fuentes, Agustín La chispa creativa: cómo la imaginación hizo excepcionales a los humanos 2018 Editorial Ariel

Monod, Jacques El azar y la necesidad. Ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna 2016 Tusquets editores 

Marcos, Adeline ¿El consumo de carne realmente nos hizo humanos? Agencia Sinc

Corbella, Josep; Carbonell, Eudald, Mollá, Salvador y Sala, Robert Sapiens. El largo camino de los hominidos hacia la inteligencia 2000 Península Atalaya

Carbonell, Eudald y Sala, Robert Planeta Humano 2000 Península

Arsuaga, Juan Luís; Martinez, Ignacio La especie elegida. La larga marcha de la evolución humana1998 Temas de hoy

Cascajosa Arroyo, Pedro J. DE los quarks a la próxima extinción. Xunta de Galicia

Colección Orígenes del hombre. Tomo IV La vida antes del hombre 1993 Time Life Folio

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