El test de Turing es una prueba para saber si el interlocutor es humano o máquina. Se trata de un juego de imitación en el que una persona actúa como juez y entabla conversación con dos entidades más, una humana y otra robot y debe determinar cuál de ellas es la máquina y cuál la humana. De esta manera, Alan Turing pretendía probar que lo que los humanos pensamos que es muestra de nuestra exclusiva inteligencia puede ser imitada por las máquinas y que estás pueden lograr tomar decisiones semejantes a las humanas si son correctamente programadas. También predecía en 1950 que, con el tiempo, podrían a llegar a ser indistinguibles de los humanos en una conversación escrita. Desde 1991 existe el premio Loebner, una competición anual de pruebas de Turing a la que se presentan programas informáticos y que ofrece un premio al que supere el test y sea considerado el más parecido a la inteligencia humana. Esta competición, aunque tiene cierta relevancia social e informativa, no está bien vista por todos los investigadores en esta materia y, por ejemplo, Marvin Minski , cofundador del laboratorio de IA del MIT lo consideraba un mero circo publicitario que no ayudaba al desarrollo de esta ciencia.
El desarrollo de un lenguaje común entre humanos y máquinas es una pieza fundamental para la evolución de la IA y esto es justo lo que se pone a prueba en este test. Las conversaciones deben ser cortas y sobre cualquier tema, pero a la persona que juzga se le pide que evite las preguntas personales. Turing estableció que si en conversaciones de 5 minutos un 30% de los jueces no había sido capaz de identificar a la entidad juzgada la máquina habría superado su prueba. En la mayor parte de las ocasiones resulta difícil distinguir entre persona y robot, aunque por el momento siempre se acaba sabiendo y solo en una ocasión un Chabot de nombre Eugene Gootsman superó la prueba en 2014. Una de las claves para poder hacerlo fue que la máquina siempre conseguía mantener el control de la conversación gracias a su locuacidad y a que desviaba correctamente las respuestas hacia los temas que más humano le hacían parecer.
Esta prueba se viene utilizando para desarrollar, por ejemplo, esos asistentes virtuales de las páginas web con los que puedes entablar una conversación escrita, o incluso a veces hablada, para que te informe u oriente sobre algo. Normalmente se les suele poner nombre para que sea más amable su uso por las personas ya que en mucha gente se produce un rechazo al saber que la comunicación que establece no es con otro ser humano semejante sino con Inteligencia Artificial. Existe una aplicación inversa de este test que es cuando la máquina nos reconoce como humanos en los conocidos Captcha.
El límite entre la Inteligencia Artificial y la natural proporciona grandes dilemas éticos que aún se están intentando resolver y que están presentes en la sociedad introducidos por la literatura y el cine de ciencia ficción. Isaac Asimov, por ejemplo, estableció las tres leyes éticas ( que en realidad son cuatro) de la robótica cuando escribía su libros de la serie Robot y que luego han sido tomadas en consideración por los filósofos de la Inteligencia Artificial para seguir desarrollando el pensamiento ético de esta ciencia. Obras como Blade Runner o Terminator han llevado al imaginario colectivo la imagen de una futura lucha entre humanos y máquinas que distorsiona la buena disposición que esta disciplina tendría que encontrar en la ciudadanía.
¿Qué es una máquina de Turing? Derivando
El test de Turing ¿Qué es y cómo usarlo? Crehana
Innocenci, P.M.Test de Turing: qué es, cómo funciona y qué robots lo superan Innovación digital 360
Shah, H; Warwick, K. El futuro de la comunicación humano-máquina: el test de Turing
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