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Las abejas, esos insectos vulnerables que polinizan el 85% de las plantas con flor


Su población se ha reducido ostensiblemente en los últimos años y varias son las acciones emprendidas por el mundo científico, divulgativo y social para su conservación. Para crear conciencia sobre ellas, su importancia y las amenazas a las que se enfrentan Naciones Unidas ha declarado el 20 de mayo el Día Mundial de las abejas.

Las ciudades en las que vivimos y sus alrededores son entornos hostiles para la biodiversidad. El aire contaminado, el ruido, las especies invasoras, el excesivo cuidado de los jardines ornamentales y la mera presencia humana han hecho que sean espacios poco amigables para la flora y la fauna autóctonas.

Sin embargo, no podemos olvidar que la presencia de biodiversidad en las ciudades es positiva para las personas que las habitan. La OMS recomienda que en las urbes haya, al menos, entre 10 o 15 m2 de superficie verde por cada habitante. Más allá de disfrutar con el canto de los pájaros o la belleza de las flores y árboles los espacios verdes, entre otros beneficios, purifican el aire, reducen la temperatura y fijan el CO2, además de que pueden servir como refugios climáticos para la ciudadanía ante las cada vez más frecuentes olas de calor.

Devolviendo a la naturaleza lo que es suyo: el meandro de Areatzea y su hotel de insectos

Hay numerosas actuaciones que sirven para llenar de riqueza natural los entornos urbanos y periurbanos. En el área urbana de Pamplona, en el municipio de Huarte, se ha renaturalizado un meandro del río Arga que había servido como vertedero. Además, se ha convertido en el primer sumidero de CO2 de Navarra registrado en el Ministerio de Transición Ecológica.

Durante los años 2004 y 2005 el meandro de Areatzea recibió la tierra y los escombros provenientes de la ampliación de un polígono industrial cercano. Estos materiales crearon una colina artificial y dejaron el suelo desnudo. En 2017 se realizaron las tareas de desescombro y a partir de 2018 se comenzó el proceso de renaturalización del terreno. Pero, ¿cómo se renaturaliza un meandro? ¿Cómo se devuelve a su estado original algo estropeado por los seres humanos? Lo cierto es que es bastante complejo. En este caso, el proceso ha pasado, entre otras actuaciones, por plantar 1.075 árboles de una gran variedad de especies autóctonas que se prevé que alcancen a capturar 503 toneladas de CO2 en 30 años, según nos comentan fuentes de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona.

Cuando nos acercamos al meandro se aprecia en la cima una estructura rectangular que ha llamado la atención de muchas personas que pasean por los alrededores. Se trata de un hotel para abejas solitarias. "En un viaje por Centroeuropa, hace unos años, vi que en muchos sitios estaban colocadas estas estructuras que sirven como atractores de biodiversidad. Aquí no eran (ni son) frecuentes, y menos en estos tamaños" nos dice Gabi Berastegi, biólogo, de Ornitolan servicios ambientales, empresa encargada de la ejecución del proyecto.

Así es como nació la idea de instalar una estructura similar a las observadas en sus viajes. "La estructura está realizada en madera y dentro se han colocado troncos fileteados de restos de poda. Como pesa mucho, por los dos metros de altura que tiene, se ha tenido que hacer un anclaje en el suelo de 80 centímetros y se ha cubierto con una maya metálica para que no haya peligro de desprendimientos de los restos de poda ni de que provoquen un accidente”.

El hotel de insectos está orientado al sur para optimizar las horas de sol y favorecer así el desarrollo de los huevos. “Además tiene una charca muy cerca –añade Gabi- y tener agua cerca siempre favorece”. Los troncos se han agujereado con brocas de varios tamaños para que puedan anidar distintas especies de abejas. Esos troncos corresponden a varias especies de árboles distintas: fresno, chopo, cerezo, pino, etc. y se encuentran en distintos estados de secado. “Además hemos colocado caracoles y cañas de bambú para que las abejas puedas encontrar el nido que más les guste”.

Todos estos detalles son necesarios tener en cuenta para evitar que especies depredadoras y presas ocupen el mismo espacio. “En ocasiones hemos observado la colocación de este tipo de hoteles de manera poco científica y algunos dan pie a que aniden en la misma estructura varias especies de tal forma que, por ejemplo, las arañas puedan subir, alimentarse en el piso de arriba como en un self-service y bajar a anidar abajo. Esta estructura, en principio, solo está orientado hacia las abejas solitarias", asegura.

Las abejas solitarias y su importancia polinizadora


Pero ¿qué tienen estas abejas para que se les construya un hotel solo para ellas?

Las abejas son las mayores polinizadoras que existen, ya que el 85% de las plantas con flor son polinizadas por abejas. Sin embargo, algunas especies están desapareciendo. Las razones son varias.

En primer lugar, la deforestación y la creciente extensión de monocultivos hace que su alimento escasee al haber grandes extensiones de terreno sin flores. Además, el uso extensivo de los pesticidas las envenena. Y, por último, el cambio climático acaba con sus hábitats y reduce los corredores naturales, así como fomenta su interacción con especies invasoras que pueden resultar ser sus depredadoras.

Si bien las abejas productoras de miel que viven colectivamente en sus colmenas son las más conocidas, en realidad representan una minoría de la familia apícola; solo una de las más de 2.000 especies de abejas de la península ibérica produce miel, las demás son solitarias.

Las abejas solitarias, por su parte, no tienen colmena, no producen miel y no suelen tener contacto con sus crías, sino que construyen sus nidos en el barro, en caracolas, tallos huecos o cavidades de árboles, depositan allí sus huevos con néctar y polen y cierran las celdas para que sus descendientes se desarrollen en ellas y surjan como abejas adultas a la primavera siguiente.

Cada abeja solitaria puede llegar a visitar 100 flores cada día para lograr la bola de néctar y polen que colocará como alimento para su cría y llega a hacer hasta 8 viajes para acarrear los materiales suficientes para cerrar cada celda. Para poder recolectar el polen se sirven de la electricidad electroestática que hace que el polen se pegue a sus scopas, unas zonas peludas en las patas traseras y el abdomen, aunque hay algunas especies que las tienen por todo el cuerpo.

Algunas especies se han especializado solo en una flor; otras, por el contrario, son generalistas y polinizan casi todas las que tienen a su alcance. Aproximadamente, las abejas polinizan las flores de un radio de unos dos kilómetros de donde se encuentra el nido que están haciendo. Si hay mucho alimento, las abejas pondrán más huevos y tendrán más descendencia y, además, serán más grandes y habrá mayor abundancia de hembras.

Según explica Marina Alonso, bióloga experta en abejas solitarias y finalista del concurso de monólogos científicos FameLab 2019 con sus monólogos sobre ellas, primero colocan los huevos de los que van a salir las hembras en las celdas de la parte más profunda de las cavidades y los huevos más cercanos a la salida serán los de los machos. Esto es así porque las hembras tardan más en desarrollarse. Los machos solo tienen un único juego de cromosomas que contiene toda la información para definirlos como tales, mientras que las hembras tienen un segundo juego.

Cuando las abejas hembras salen de las celdas tienen a unos cuantos machos en la cercanía que las esperan para aparearse y así empezar a construir los nidos y dejar su descendencia.

Una sola abeja solitaria poliniza tantas flores como 60 domésticas y esto es muy importante no solo para la biodiversidad sino, en términos económicos, para los seres humanos. Según la FAO, el 87% de los cultivos alimentarios de todo el mundo son polinizados por las abejas, por lo que su escasez puede llegar a ser un problema en algunos lugares como China. En ciertas zonas, los agricultores tienen que polinizar sus frutales artificialmente para poder conseguir que den fruto.

Los hoteles de insectos como instrumento educativo

Numerosas instituciones están colocando hoteles de insectos en los parques y paseos para poder llamar la atención sobre estos animales. A pesar de que podamos pensar que tener un atractor de abejas cerca podría ser peligroso, hay que saber que las abejas solitarias son muy tranquilas, no suelen ser agresivas y no suelen picar. Algunas, de hecho, ni siquiera tienen aguijón. Son las melíferas, en su afán por proteger al enjambre, las agresivas y por eso no se permite la colocación de colmenas cerca de núcleos habitados.

Existen varios beneficios que nos aporta la colocación de hoteles de insectos en entornos urbanos como son el aumento de la biodiversidad, la creación de un refugio invernal para especies que en las ciudades no lo encuentran, y el aumento de la polinización. Todo ello, además, provoca estas estructuras puedan ser usadas de manera didáctica o para el estudio científico o realización de proyectos de ciencia ciudadana.

De hecho, los hoteles, más que con fines de recuperación de las especies, se suelen usar más con estas últimas funciones. Ejemplo de ello son los que están colocados en la Universidad Pablo de Olavide de Madrid o el de Areatzea. A través de actividades didácticas se enseña a la ciudadanía la importancia de todos los organismos en un ecosistema y la estrecha relación que existe entre ellos. Al hablar de las abejas que habitan en estas estructuras, es más fácil difundir su relevancia en la naturaleza y tratar temas como la pérdida de biodiversidad o la necesaria adaptación al cambio climático.

Para poder realizar esta labor educativa el programa de educación ambiental de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona ha creado una campaña de difusión muy innovadora alrededor del hotel de insectos. Como si de una inmobiliaria que anunciaba su hotel se tratara, comenzó a desvelar los beneficios de su producto, al que llamó Areatzea resort, a sus potenciales inquilinas. Creó una página web con información útil con invitaciones para los insectos que tenía el atractivo suficiente para poder ser utilizada en centros escolares o consultada por la ciudadanía de manera amable, divertida y divulgativa.


El bulo de que si las abejas desaparecieran en cuatro años desaparecería el ser humano

Quizás lo hayas escuchado alguna vez y además atribuido a Einstein o a algún otro gran científico, pero no es más que un bulo ya que existen más de 20.000 especies diferentes de abejas por lo que, aunque alguna de ellas se haya extinguido, otras se adaptarían y podrían ocupar su lugar. Eso sí, según el investigador de la Estación biológica de Doñana, Ignasi Bartomeus, "si no revertimos el declive de las poblaciones de abejas silvestres viviremos mucho más de cuatro años, pero nuestra dieta será más pobre, más cara y habrá menos plantas silvestres con flores".

Estudio de las abejas solitarias Grupo IBAHYM de la Universidad de Salamanca

Soluciones de la ciencia a la alarmante desaparición de las abejas. El futuro es apasionante de Vodafone.

Hernanz Sánchez, M y otros. Estabilización de taludes mediante muros krainer y empalizadas de troncos MITECO

Bulo 5: "Si las abejas desaparecen al hombre le quedan 4 años en la Tierra" CSIC

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