Cada vez que voy al Museo Guggenheim de Bilbao visito este cuadro. Es mi favorito. Una vez hace unos años me hice un cuaderno y en su tapa aparecía una reproducción. "Da yuyu"-me dijo alguna amiga. A mi me gusta, me atrapa, me hace preguntarme qué hago en el mundo. Visto en vivo es aún más impresionante por su tamaño de más de cinco metros de alto y de ancho y también por las texturas con las que está trabajado. El autor es Anselm Kiefer, lo pintó en 1997 y lo llamó Las célebres órdenes de la noche. A pesar de que he buscado, no he conseguido encontrar a qué célebres órdenes se refiere y el título sigue siendo un misterio, una frase abierta y sugerente, lo mismo que la propia obra.
Cosmos es una palabra griega que significa el orden del universo y puede que sea eso a lo que se refiera. Esa figura tumbada puede representar al ser humano y todas sus preguntas sobre el Universo. La Tierra y la figura humana solo ocupan una quinta parte del cuadro, la inferior, y están de alguna manera supeditadas a la representación de la bóveda celeste en la que aparecen estrellas y galaxias. A mi siempre me sugiere el principio y el fin. El principio, las estrellas y el fin, la figura humana tendida. Cada vez que lo veo recuerdo la historia del Universo y cómo hemos llegado hasta aquí.
Nuestro planeta es otro punto blanco en el cuadro de un pintor que pinta desde el otro confín del océano cósmico. La Tierra se formó a partir de la condensación de polvo estelar y gas hace unos 4.600 millones de años. Gracias a la abundancia de carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, azúfre y fósforo generados en las distintas explosiones de las estrellas, se produjeron combinaciones de estos elementos que fueron dando paso a vida orgánica. Una vida que se fue diversificando con la aparición de los seres multicelulares. Más tarde y sin que haya un rumbo prefijado, sino por la respuesta adaptativa que cada organismo podía dar a las nuevas circunstancias que en cada momento se sucedían, los seres vivos fueron ganando en complejidad, tamaño y sofisticación. Así, hasta llegar al Homo sapiens.
Delante de este cuadro me imagino a cualquier persona de la antigüedad mirando al cielo y buscando respuestas. Constatando que los puntos de luces que noches atrás estaban sobre sus cabezas habían cambiado de sitio, que la luna unas noches era redonda y otras parecía que le habían dado un mordisco... Y luego pensando en plasmarlo todo en huesos como el omóplato encontrado en el abrigo Blanchard (Dordoña, Francia) en el que alguien representó las fases de la Luna hace 30.000 años. La bóveda celeste dió lugar a la creación de numerosas mitologías en la antiguedad: Nannar y Samas en Mesopotamia, Nut, Ra y los demás dioses egipcios, Urano y Selene en Grecia... La atracción del Cosmos se ha mantenido intacta durante toda la historia de la humanidad.
En la actualidad, gracias a los avances en la ciencia y la tecnología, somos capaces de entender y conocer muchos más detalles de todo lo que existe en el Cosmos pero la fascinación, lejos de reducirse ha aumentado. Nos imaginamos mundos que colonizar e inventamos historias sobre ellos que luego escribimos o llevamos al cine o la televisión. Nuestra curiosidad se nutre de toda la información que nos llega de las distintas misiones espaciales, todas con bonitas páginas web, fotografías espectaculares y que tienen sonada difusión en los medios de comunicación. Pero, a pesar de que ahora abunda la información, el misterio y la atracción siguen estando ahí.
Este cuadro me devuelve el recuerdo de la experiencia de estar tumbada sobre la hierba mirando al firmamento en una noche de verano. Pero también me lleva a pensar que quizás las próximas generaciones no tengan hierba sobre la que tumbarse sino una Tierra desolada y resquebrajada por la sequía como la del cuadro. También acabo pensando que cada vez es más difícil ver estrellas en el cielo porque estamos cegados por la iluminación artificial que producimos y que nunca he visto tantas juntas como aparecen aquí.
Créditos fotografía: Museo Guggeheim Bilbao
Petra Joos: Las célebres órdenes de la noche
Cascajosa, Pedro De los quarks a la próxima extinción. 2012 Xunta de Galicia
Arqueoastronomía: calendarios en el Paleolítico Crónica de Arqueología
Sagan, Carl. Cosmos 2004 Editorial Planeta
Comentarios
Publicar un comentario