Sin la peste negra no tendríamos Romeo y Julieta. Bueno, o quizás si, pero entonces no sería una tragedia. La peste es fundamental en la trama de la obra porque el confinamiento de Verona impide a Fray Lorenzo entregarle la carta a Romeo en la que Julieta le dice que la pocima que va a tomar no la matará sino que despertará a los dos días en la cripta y podrán huir juntos para siempre. Como la carta no llega, Romeo cree que Julieta está muerta de verdad y...lo demás ya es historia de la literatura.
Voy a escribir un post sobre la mayor pandemía sufrida por la humanidad justo cuando se cumplen dos años del comienzo del confinamiento por el Coronavirus. Cuando estabamos confinados, se alzaron voces motivadoras con proclamas alentadoras y positivas del tipo "de aquí saldremos mejores", "de esto aprenderemos a cuidarnos y a cuidar el planeta", "después de esto ya nada será lo mismo y será mejor"...Como historiadora de formación sé que el ser humano tiene la costumbre de olvidarse de lo malo y recordar solo lo bueno, esta positividad es algo que nos permite seguir adelante pero puede ser peligroso cuando no nos acordamos de nuestros errores y los repetimos. Y lo de repetir los errores también es una costumbre humana muy arraigada. Quizás echar la vista atrás y ver cuales fueron las consecuencias de la peste negra en la Europa de los siglos XIV y XV nos puede venir bien.
En todas las historias conviene empezar por el principio y, en este caso, el principio es saber qué enfermedad es la peste negra. Se trata de una zoonosis bacteriana muy contagiosa y agresiva que se contagia por la picadura de pulgas o por vías aéreas. Existen varios tipos de peste pero la que más a fectó a la Europa desde el siglo XIII hasta el XVIII fue la llamada bubónica. Esta enfermedad era endémica en la rata negra y estaba producida por el bacilo Yersinia pestis. Este tipo de rata tenía como parásito a una pulga determinada la Xenopsylla Cheopis que, cuando la rata moría, buscaba como huesped al humano al que transmitía la enfermedad al haber chupado antes la sangre de la rata infectada. La enfermedad se manifestaba como una dolencia cutánea llamada carbunclo que hacía que aparecíeran bubones en las piel, sobre todo en axilas e inglés en el primer día tras su contagio. Después, los síntomas comprendían alteraciones de los sistemas circulatorio y nervioso, con una fiebre muy alta y derivaba en una rápida septicemia que hacía que las personas infectadas murieran en tan solo tres o cuatro días tras el comienzo de los síntomas. Hay estimaciones que hablan de que el 50% de la población européa murió por este contagio.
Es necesario conocer el contexto de la época para saber por qué la enfermedad se extendió de manera tan rápida y fue tan mortal. En el momento en el que la peste negra llegó desde Asia a Europa el continente se encontraba ya en un periodo recesivo. Tras el esplendor vivido en el siglo XIII un siglo de buenas cosechas y aumento demográfico, con florecimiento de las artes, con el gótico en plena expansión, el auge de las ciudades y el comercio y la banca, el siglo XIV no empezaba de la mejor manera. El aumento de población trajo una crisis de desabastecimiento cuando se produjo un periodo de varios años de catastrofes climáticas con inundaciones y perdidas generalizadas de cosechas lo que hizo que numerosas personas dejaran el campo para ir a las ciudades. La rivalidad entre Francia e Inglaterra estalló en la guerra más larga que ha conocido nuestro continente, la de los cien años. En esta guerra no solo hubo batallas sino que, a su sombra, numerosos grupos de mercenarios asolaron el continente entre lucha y lucha. Los señores feudales estaban perdiendo poder en manos de las nuevas casas reales y frente a las numerosas revueltas campesinas promovidas por la crisis de subsistencia. Las luchas mermaban sus arcas y los burgueses comerciantes eran ahora los que poseían el dinero y empezaban a demandar también el poder.
En las ciudades, se vivía hacinado y en condiciones higiénicas pésimas, sin saneamiento y con las fuentes y pozos en continuo peligro de contaminación por lo que la transmisión de enfermedades contagiosas era muy sencilla. Además, la mayor parte de la población era pobre y estaba desnutrida y en malas condiciones lo que facilitaba aún más que la infección fuera grave y la carga vírica alta. El número de ratas negras (una especie distinta a la gris, que es la que vive actualmente en nuestras ciudades) era muy elevado y probablemente triplicaría al de los habitantes humanos. Una vez que la enfermedad llegaba a la ciudad, su desarrollo era tan rápido que pasaba una semana o más hasta que la ciudadanía era consciente del peligro, un tiempo demasiado largo como para poder hacer algo para atajar el contagio. Los nobles eran los únicos que, cuando veían que se acercaba la peste a su municipio podían huir a sus posesiones rurales para aislarse y evitar contagiarse, este es precisamente el argumento de la obra de literatura más famosa relacionada con la peste, el Decamerón de Giovanni Bocaccio.
El pensamiento medieval hizo que la enfermedad se atribuyera a los "astros" o se pensara que era un castigo divino o también que eran los judíos quienes estaban envenenando los pozos para acabar con la cristiandad. Como consecuencia de estas atribuciones se comenzó a perseguir a los judíos y aparecieron bandas de flagelantes que recorrían el continente azotándose como penitencia e implorando el perdón de Dios.
Las consecuencias de la epidemia en este contexto de pérdida de valores medievales y de retroceso económico y demográfico fueron muy importantes, tanto que se suele señalar como fin de la Edad Media el año 1353 que coincide con el final de la primera oleada de la peste y la toma de Constantinopla por los turcos. La epidemia profundizó la depresión económica, sobre todo la rural y aumentó las tensiones sociales. Se cambió el foco del poder tanto económico como cultural definitivamente a las ciudades que era donde se concentraban las fortunas. Los monasterios se vieron mermados por la enfermedad y muchos se abandonaron, lo mismo que pueblos y aldeas certificando el fin del feudalismo. Para algunos campesinos que no emigraron fue beneficioso ya que pudieron cultivar tierras cuyos propietarios habían muerto o emigrado y con el tiempo nacería una nueva clase de pequeños propietarios rurales que impulsaría la economía del campo. Al haber menos personas para poder cultivar las tierras y realizar las labores de construcción, la técnica se fue desarrollando para paliar la mano de obra con ingenio. Esto propició que grandes señores ejercieran el mecenazgo sobre inventores y científicos como Leonardo da Vinci y que se fuera desarrollando la tecnología a mayor velocidad que en anterores épocas. las sucesivas oleadas de peste provocaron un interés nunca visto por la higiene y al prevención. En 1598 la Felipe II encargó al médico Luis de Mercado un libro que sirviera para divulgar cómo era la enfermedad de la peste y cómo se podía prevenir, es el comienzo de la divulgación médica.
En el plano de las ideas, la influencia de la mortandad fue muy fuerte y duradera. La omnipresencia de la muerte hizo que se transformase la percepción social que había de la misma. Los problemas religiosos en la iglesia católica que ya venían de lejos cristalizaron en el Cisma de occidente al final del siglo XIV y comienzos del XV y se impuso el concepto de individualidad, olvidado desde tiempo de los romanos. Los artistas vuelven a firmar sus obras siguiendo este deseo de perpetuación. La forma de pensar y los valores medievales cayeron en desuso y fueron sustituidos por un afan de goce de los placeres terrenales y de permanencia en los mismos. Una de las primeras manifestaciones artísticas que provienen de la época de la peste son las Danzas de la muerte, representaciones en la que todas las capas de la sociedad se mezclan para bailar y divertirse con esqueletos.
La peste siguió azotando europa en distintas oleadas hasta el siglo XVIII acompaña de otras enfermedades infecciosas como el tifus o la sífilis. Esta experiencia cercana de la muerte marcó profundamente al espíritu del Renacimiento que se caracteriza por ser vitalista e individualista y la pandemia se convirtió en fuente de inspiración para escritores como Boccaccio, Shakespeare o Chaucer, pintores como Brueghel el viejo y en escultura se erigieron las llamadas columnas de la peste para recordar a los fallecidos y conmemorar el triunfo sobre la pandemia.
Tras la peste negra, la humanidad ha sufrido otras enfermedades infecciosas pero ninguna ha conllevado unos cambios tan profundos. La actual pandemia de Covid-19 no está teniendo una mortandad tan elevada como la medieval, pero si que está afectando a la vid cotidiana del mundo entero por lo que, es probable que vivamos consecuencias económicas y políticas durante tiempo, además de cambios de mentalidad y hábitos. ¿Quien sabe si dentro de dos siglos el confinamiento por covid no será parte esencial de la trama de una nueva Romeo y Julieta?
García Luances, P.¿Cómo cambió Europa la peste negra? La vanguardia
Virgili, A.La peste negra. La epidemia más mortifera. Historia National Geografic
Huizinga, J. El otoño de la edad media Alianza editorial
Columnas de la peste: Viena, Praga y Nápoles
Gran Historia Universal, Volumen XIII Declive de la Edad media y XIV El Renacimiento Ediciones Nájera, 1990
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