Investigadores españoles descubren que los burros pueden producir herramientas de piedra semejantes a las hechas por los homínidos
Los homínidos son los únicos animales que han utilizado las piedras de manera intencionada para crear utensilios. El uso de herramientas supuso un adelanto fundamental en la evolución del género Homo. Con los utensilios que creaban, los grupos de homínidos pudieron desarrollar distintas actividades económicas que sirvieron para garantizarles el sustento y mejorar sus condiciones de vida. La datación más antigua de lo que se cree son instrumentos líticos muy primitivos es de hace 3,3 millones de años y existen dudas sobre qué especie pudo haberlas realizado. Se trata de núcleos y lascas surgidas de ellos con los bordes muy afilados. Lo que si que es claro es que la rotura de estos nodos y la obtención de lascas no se ha debido a un proceso geológico natural sino a un impacto preciso en un punto lo que lleva pensar que fue hecho de forma premeditada, buscando una forma de rotura concreta.
En la imagen, distintas lascas realizadas por los golpes de las burras. Foto de los autores del estudio.
Hasta ahora, se conocía que los chimpances en estado salvaje usaban herramientas de piedra para romper las cáscaras de algunos frutos duros, pero los fragmentos que resultan de golpear esas piedras no se parecen a los hechos por los Homo. Los científicos no han documentado el uso de la talla de piedra intencionada entre los chimpances salvajes pero si que lo han hecho entre los monos capuchinos. Estos son los únicos primates no humanos que golpean piedras con intención de romperlas, pero lo hacen no para lograr crear una herramienta sino para lamer el silicio que contienen las rocas. Este comportamiento de los monos capuchinos produce lascas afiladas, bulbos de percusión y fisuras en los núcleos rocosos muy similares a las que se encuentran en las excavaciones paleolíticas. Esta similitud entre los fragmentos quebrados por los monos y los rotos por los honínidos se encuentra también en las piedras rotas por los équidos al intentar afilarse las pezuñas cuando no están herrados. Es esto justamente lo que han estudiando experimentalmente cuatro investigadores españoles de la Universidad de Alcalá.
Uno de ellos, mientras realizaba otro experimento en una granja, se percató de que los burros de la explotación golpeaban las rocas y que los fragmentos que surgían tras estos golpes eran muy parecidos a los que se consiguen cuando se golpea un canto rodado o un silex con un percutor para lograr un bifaz. Tras este hayazgo fortuito, decidieron realizar un experiemento para el que se controló a tres burras adultas (Equus africanus asinus) con pezuñas naturales en un espacio de una hectarea donde había una zona rocosa que usaban para limar las pezuñas, lo que se denomina "auto-recorte". En estos animales, las pezuñas suelen crecer más de un centrímetro al mes por lo que, los animales que no están herrados, suelen golpear contra piedras para recortar el exceso sobrante. Durante los 52 días que duró la observación, además de las rocas que había en el terreno, los investigadores colocaron 12 cuarcitas y 2 cantos rodados de silex de tamaño similar a los usados por los homínidos de Olduvai (Kenia). Como los animales eran muy asustadizos fue el propio cuidador de la granja el encargado, bajo la supervisión de los investigadores, de comprobar que todas las piedras las habían roto los équidos. Tras los 52 días, el equipo estudió los restos midiendo matemáticamente la distancias de los puntos de fractura mediante algoritmos y comparándolos con los útiles de los homínidos determinando que las roturas realizadas por las burras eran más parecidas a estos utensilios que las lascas de los monos capuchinos.
Como consecuencia de esta investigación, los autores proponen ser más cautelosos a la hora de atribuir nuevos yacimientos de industria lítica al género Homo ya que algunos de ellos podrían no ser yacimientos sino canteras de "auto-recorte" de équidos, dada la amplia distribución geográfica de estos animales en la antigüedad.
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