Desde que en la Prehistoria se
desarrolló el lenguaje articulado contar relatos, la transmisión de saberes y
experiencias de unos individuos a otros, hizo que pudiera aparecer la cultura.
A todo el mundo le gusta escuchar un buen cuento y estos se han usado desde entonces
para transmitir valores, alertar de prácticas peligrosas, favorecer otras que
son beneficiosas para el grupo o difundir nuevos conocimientos. Una vez que apareció
la escritura en Mesopotamia los relatos que antes habían poblado las
tradiciones orales se pasaron a arcilla y así la variabilidad en su transmisión
a posteriores generaciones se redujo, la Historia de esos pueblos se fijó y se
podía acudir a estos textos para ver cómo había ocurrido los hechos. Esas
versiones escritas eran más difíciles de modificar y perduraban en el tiempo.
Han pasado 6.000 años desde
aquello y hoy en día, todavía un buen relato es capaz de subyugarnos y de
resultar una de las mejores metodologías para transmitir el conocimiento y la
Historia. Pero en 2022 nuestros cuentos
no se escriben en tablillas de arcilla sino que se cuentan por internet a
través de videos, blogs o webs de noticias. Todo un universo de conocimiento al
alcance de un click como se suele decir. En la red podemos encontrar todos los
saberes científicos y también toda la Historia de la humanidad. Numerosas
instituciones de todo tipo tienen repositorios de artículos en los que difunden
sus trabajos o ideas a través de relatos que sean más comprensibles y valiosos
para el público al que cada organismo se dirija. En el caso de las cátedras de
Cultura Científica, la construcción de estos relatos para que sean atractivos,
fáciles de comprender por un gran público y, además, no pierdan rigor es
fundamental pero ¿lo consiguen? Echemos un ojo al Cuaderno de Cultura
Científica de la UPV/EHU.
Hemos seleccionado la etiqueta
de “Historia” en los posts del blog y, ¡oh, sorpresa!, nos han aparecido unas
50 entradas en 6 años (5 páginas, una de ellas solo con 1 artículo).
Ciertamente, para el número de publicaciones que tiene este blog las de esta
temática son más bien escasas, sobre todo si las comparas con otras dedicadas a,
por ejemplo, la biología con más de 50 páginas. ¿Quizás la Historia no es una
ciencia? ¿Quizás no interesa a los científicos? O igual no hay cosas de
Historia interesantes para publicar…
Viendo los tipos de entradas
que encontramos con esta etiqueta observamos que hay varios relatos, casi hagiográficos,
sobre hombres ilustres de la ciencia (sobre mujeres solo uno) en los que nos
cuentan sus descubrimientos siguiendo un esquema historiográfico clásico en la
mayor parte, esto es, contándonos las historias de estos personajes y sus
descubrimientos a través de los textos que sobre ellos se conocen. En algunos
casos usan fuentes directas, como cuando hablan de las cartas
de Darwin o indirectas, al tratar la figura del matemático
Frucht partiendo de un discurso de uno de sus exalumnos. A los relatos
sobre personajes se le unen también los que tratan sobre objetos,
o anuncios de eventos más o menos relacionados con la Historia, aunque en alguno
de ellos no aparezca la Historia por ningún sitio y, en otro, el referido a
Poe, sea bastante tangencial. Por cierto, que también hay varios artículos que
hablan de virus y epidemias en distintos momentos de la Historia ¡cosas del
momento que nos toca vivir!
Pocas de estas entradas tratan
sobre Historia sin que tengan que ver con la Ciencia. Normal, pensaréis, es un
blog de ciencia, pero, entonces, ¿no es la Historia una ciencia? En algunas de
las entradas del Cuaderno se observa lo contrario cuando se trata de estudiar
la genealogía
y organización de las familias neolíticas gracias a análisis de ADN. Nadie
pondría en duda de que se trata de un trabajo científico, que usa fuentes
arqueológicas y evidencias científicas como son los datos genéticos, pero luego
tienen que ser puestas en contexto para lograr que tengan un significado, esa
es la labor de los arqueólogos e historiadores. Entonces ¿por qué hay tan pocas
entradas referidas a la Historia? Además, la colocación de esta etiqueta en los
artículos del blog se hace de forma algo arbitraría, ya que existe también la
etiqueta “Antropología” donde se presentan entradas que podrían llevar también
la de Historia.
La imagen que me llevo de este
vistazo al Cuaderno de Cultura Científica es que quizás aún falte un poco para que
la Historia se integre como un saber igual a las ciencias exactas en él. La
Historia aparece aquí supeditada al hecho científico y se narra a menudo como
una sucesión de acontecimientos en orden cronológico. Los artículos referidos a
la propia praxis histórica son los menos y se prima los que presentan relatos
más o menos curiosos o amables, que favorecen que cualquier persona se acerque
al personaje y a las disciplinas a las que pertenecen. Bajo mi punto de vista,
no utilizan el potencial de la Historia como amalgama de saberes variados para
poder mostrar las disciplinas desde otro punto de vista.
La Historia de la ciencia nos
enseña que teorías que hace siglos eran tomadas por universales posteriormente
se han abandonado por otras nuevas, la falsabilidad o refutabilidad es uno de
los pilares del método científico. La Historia estudia los hechos del pasado y
establece hipótesis que pueden o no cumplirse según un método de estudio
establecido. Sin embargo, en ocasiones no es tenida en cuenta como una disciplina
igual por las ciencias y se la considera subjetiva y susceptible de opinión. La
Historia de la Ciencia puede servir para no perder todos esos saberes
desechados en el momento en el que cambió el paradigma pero que pueden volver a
ser útiles más tarde o usarse para desarrollar otras líneas de investigación. Animaría
a incluir más artículos sobre Historia, en general y de la ciencia, en
particular, ya que el sujeto de esta disciplina es el conocimiento de las
sociedades y sus procesos y puede servir para dotar de contextos significativos
a los demás saberes.
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